Juan Eduardo Estévez nacido el 29 de Abril de 1957 en Caballito, Capital Federal – Desaparecido algún día de algún mes incierto de 1977.
Plasmar en un papel nuestra corta vida juntos es como sacar mi corazón y dejar que fluya el recuerdo para volar y traerte de vuelta.Se asoman a través de mi memoria, tardes de verano en nuestra casa del pasaje Videla, jugando con un cartón que me habías armado, al agente de Cipol, con tu paciencia siempre a mano para entretenerme y que te dejara de molestar un poco, solo un poco; tus soldaditos y tu fuerte, que no podía tocar; dormir juntos jugando a la escondida en la cama, y nuestros dedos eran quienes nos tapaban. Cuántos ecos de risas y mamá retándonos para que nos durmiéramos…
Fuimos creciendo en esa hermosa casa, donde en los veranos jugábamos con agua en el patio, donde siempre me mojabas, donde esperábamos al heladero que pasara gritando: helados!!! Fue allí también donde tuve que hacerme hincha de River porque me corrías tirándome del pelo y yo me reía y disfrutaba diciéndote: soy de Boca.
Las tardes donde papá nos llevaba con María Luz al Italpark, donde siempre miraba como subían a juegos que me daban miedo. La quinta de los abuelos, “nuestro refugio”. Cuántos recuerdos de nosotros allí con ellos y con nuestra perra Luli. Todavía escucho el silbido que le hacíamos para que viniera.
Y un día, te vi grande y revisé tus cosas y encontré una carta a Susana Glavich, la vecina de la vuelta. Ella te gustaba y yo no la quería nada.
Y seguimos creciendo y te preparaste para dar el examen al Instituto Social Militar Dr. Dámaso Centeno, por supuesto que lo diste bien. Después llegaron ellos: tus amigos.
y con mis casi 14 años me enamoré de Capo, pero vos me retabas y no me dejabas que me acercara.
Y te fuiste al primer campamento con el grupo Andino Santa Julia. Me lo banqué, te extrañé y cuando volviste te pedí que nunca más me dejaras, que el próximo me llevaras con vos. Pero no quisiste. No tenías edad para estar siempre cuidándome, sin embargo hoy lo seguís haciendo como en aquellos días nefastos, cuando nos encontrábamos clandestinamente y te suplicaba que me llevaras, que no me dejaras, que nada importaba. Siempre fuiste tan protector y comprometido.
Alguien te llevó. No dejaron que tus ideas se volcaran en hechos, que solo eran para mejorar eso que vos buscabas: una sociedad más justa, más para todos.
No te dejaron e hicieron desaparecer tu cuerpo y nos dejaron vacíos de vos, con esta ausencia que tanto daña, que no se entiende, que no la quiero.
Pero seguís acá, entre todos los que te amamos, porque seguís viviendo, porque lo que querías en algún momento se dará. Tus palabras siguen latiendo, nadie pudo borrarlas, están con fuego grabadas.
Nos ha pasado la vida, hermano. Solo te viví 17 años, pero seguís en mí con tu presencia en mi alma, en mi boca, y en mi hacer.
Sos mi hermano, sos mi sostén, sos mi guía en los días donde todo es oscuro.
Te amo, Juani, necesito que me abraces.
PRESENTE AHORA Y SIEMPRE!!
Marta Susana Estévez
Agosto 2014
Agosto 2014